Javier y yo compartimos algunas experiencias vitales importantes, también buenos amigos y el amor por la naturaleza cántabra. Así que me sobraban los motivos para poner rumbo a Cantabria.
María y Javier son tipos sencillos y así quisieron que fuera su boda. Se casaron en el Santuario de la Barquera junto a la ría y lo celebraron en el Palacio de Caranceja. Durante buena parte del día, casi siempre el cielo encapotado y la luz suave. Durante la comida descargó una buena manta de agua y al atardecer por sorpresa y a última hora salió el sol.
Para mí fue coser y cantar. Trabajar rodeado de buenos amigos y donde más me gusta estar.
El vestido de María es de Inés Martín Alcalde.